El potencial cliente que entra en una tienda online, dispuesto a comprar, puede irse sin efectuar una compra por diversos motivos. De hecho, el abandono en medio de este proceso es algo bastante frecuente en los establecimientos online. ¿Se ha preguntado alguien por qué? Manteniendo al margen aquellas circunstancias externas como una distracción o un cambio de opinión que nos saca de la compra online, sí que hay obstáculos evitables por parte de las empresas.
Hemos visto en posts anteriores que una de las cosas que más odia el usuario es encontrarse, por sorpresa, con que los gastos de envío le suponen una cantidad con la que él no contaba al inicio de la compra. Esta ‘jugadita’ por parte del vendedor, se cobra en ocasiones muy cara y supone un alto grado de abandono de la página. Lo ideal es que aparezca en un sitio bien visible lo que se paga por los gastos de envío (si es el caso) o su gratuidad a partir de cierto importe. Esta transparencia juega siempre a favor del vendedor, porque el usuario si empieza el proceso de compra es sabiendo y aceptando esta condición.
Sin embargo, para alegría de los compradores online, cada vez son más tiendas virtuales las que ‘regalan’ los gastos de envío, o mejor dicho, incluyen el coste en el precio final. Para el vendedor, es lo mismo. Para el comprador, sin embargo, le están dando un precio con todo incluido, que agiliza el proceso de compra.
Según un informe de ComScore casi la mitad de las tiendas virtuales de EEUU han dejado de cobrar los gastos de envío. Y además, señala que el 61 por ciento de los compradores encuestados admite que probablemente cancelará el pedido si descubre que los gastos de envío no están incluidos.
La ‘indignación’ de los usuarios con los gastos extra que ‘aparecen’ al final del proceso está forzando a que muchos comerciantes dejen de cobrar este importe o mejor dicho, lo incluyan dentro del coste final. En España, por el momento, cada tienda online decide el modelo a seguir y por ahora no existe una tendencia clara al respecto.