Muchos empresarios consideran que, con abrir una página web en Internet es suficiente para dar a conocer sus productos o servicios y para impulsar sus ventas. Nada más lejos. Tener una tienda online es el primer paso. Detrás de ella debe existir una estrategia empresarial que respalde la presencia del comercio en la red.
Convertir usuarios en clientes, en eso consiste la persuabilidad. Y para ello, son necesarias una serie de claves, algunas básicas y otras no tanto, que no podemos perder de vista.
Para empezar, el internauta debe saber, al entrar en nuestra tienda online, qué se vende aquí, qué productos o servicios puede adquirir. Para ello, en la portada es conveniente que se expongan de manera ordenada el menú de las categorías de artículos que están a la venta. Además, es básico que cada producto se muestre de forma atractiva: fotos claras, un mensaje llamativo y una descripción detallada del artículo. Con esto es más que suficiente.
Pero más allá de la estética de la tienda online y de la facilidad del usuario para encontrar lo que está buscando, hay una serie de recomendaciones a nivel estratégico que todo emprendedor debe seguir: planificar, investigar el mercado y la competencia, y preparar la oferta; actualizar constantemente el contenido del sitio con ofertas, textos o fotos, y, por último, promocionar la tienda en buscadores.
Una vez se han seguido estos primeros pasos, existen otros consejos para mejorar la tienda online. Pero siempre cumpliendo con las claves anteriores. En este sentido podemos optimizar la persuabilidad mediante, por ejemplo, herramientas como la creación de un blog (aporta contenido, ideal para buscadores), la inclusión de un teléfono o mail de atención al cliente (bien visible), la gratuidad en los gastos de envío (hoy por hoy, más que recomendable) y la no necesidad de registrarse para hacer una compra. Estos son cuatro puntos que elevan una tienda online a otra categoría, en la que el cliente encuentra facilidades aquí y no en otros establecimientos online.
Existen más consejos y no todos son infalibles. El arte de vender no funciona en todos los comercios por igual. Pero sí que hay factores que ayudan más que otros. Uno de los principales es ponerse siempre en la piel del consumidor y ver cómo se le pueden facilitar las cosas, transmitirle seguridad y lograr que confíe en nosotros y en nuestros productos.