Lo que persigue cualquier emprendedor al abrir una tienda online es vender, y por tanto, obtener beneficios. Partiendo de esta premisa, una vez puesto en marcha el establecimiento online es imprescindible no olvidar unas pautas básicas que pueden decidir el éxito o el fracaso de nuestro comercio electrónico.
En primer lugar siempre es mejor confiar en una empresa para crear una tienda online que se adapte a las necesidades de cada negocio, que esté alojada en servidores solventes, que tenga un diseño personalizado y que no nos dé sorpresas desagradables. La tienda online es nuestro negocio y hay que cuidarlo como si fuera un establecimiento físico.
Además, contar con una empresa que desarrolle la tienda online puede incluir ciertos servicios que vendrían muy bien como el posicionamiento SEO para situar a nuestra tienda online en uno de los primeros puestos de Google. Aparte del posicionamiento natural, habría que contemplar si es necesaria una campaña de publicidad en Google o quizá en Facebook, crear un blog o lanzar comunicados de prensa para dar a conocer la tienda online. Hay numerosas opciones, muy baratas algunas de ellas, para publicitar nuestro negocio en Internet y, lo que es mejor, controlar al segundo lo que está funcionando y lo que no.
Así mismo, es básico el ofrecer a los clientes (presentes o futuros) respuesta a todas las dudas que puedan tener antes, durante y después del proceso de compra. Recordemos: cuidar al cliente es cuidar nuestro negocio. Atraer potenciales consumidores es sólo una parte del trabajo, la otra es conseguir su satisfacción fundamentalmente para que vuelvan y también para que den a conocer nuestro negocio.
Estas son sólo algunas ideas básicas para poder conseguir una tienda online que funcione. Lo más importante es ponerse en la piel del cliente y actuar como él. Sólo si hacemos del proceso de compra una experiencia satisfactoria tendremos éxito en nuestro negocio online.