Bruselas quiere la factura electrónica. Y la quiere antes de diez años. Así al menos lo anunció ayer la Comisión Europea, que propondrá medidas para eliminar los obstáculos que dificultan la emisión de facturas electrónicas, para que sean el principal modo de facturación de aquí a 2020. El hecho de sustituir las facturas en papel por las electrónicas, supondrá un ahorro aproximado de 240.000 millones de euros en apenas seis años.
Las principales ventajas de las facturas electrónicas para las empresas son:
– Reducir los plazos de pago
– Disminuir los riesgos de error
– Rebajar los gastos de impresión y envío
Sin embargo, parece ser que, hoy por hoy, el envío y recepción de este tipo de facturas son operaciones muy costosas y complejas, sobre todo cuando se hace entre países y por parte de las PYMES.
La Unión Europea está muy interesada en fomentar el uso de la factura electrónica y pare ello se plantea varias acciones al respecto. La primera será revisar la firma digital para que se garantice el reconocimiento mutuo en el territorio comunitario de los sistemas seguros de autentificación electrónica. La segunda acción será establecer un código de buenas prácticas y, tras ésta, avanzar en un modelo único de factura electrónica. La cuarta iniciativa será ayudar económicamente a sectores particulares a adoptar procesos interoperativos para intercambiar de manera electrónica, datos y documentos, especialmente las facturas.